13 may 2016

¿Cómo estudiar la Apertura? Parte III





A la memoria de la Maestra Amparo Vargas Arreola 1926-2001)
Más sobre El Gambito Blackbourne.

A petición general, un poco más del Gambito Albin-Blackburne.  Antes de introducirnos de nuevo en el tema, recordemos el material publicado en Como Estudiar la Apertura Parte II que sin pretenderlo ha suscitado esta continuación:
 El  gambito que pudiera llamarse “Blackbourne”, por ser utilizado por el Gran Maestro inglés en los siglos XIX y XX; que surge tras:

1.e4 e5 2.Cf3 d6 3.d4 Ag4?! 4.dxe5 Cd7!

Muchos fuertes jugadores lo utilizaron desde finales del siglo XIX y no se puede decir que esté refutado.

Tras 5.exd6 Axd6; el negro ha logrado un buen desarrollo a cambio de su peón y ante el blanco se presenta una tarea nada fácil para consolidar su ventaja material.
Es un gambito olvidado que en partidas rápidas puede brindar éxitos contra casi cualquier oposición. Sobre todo si el jugador con las blancas es ambicioso y quiere jugar activo a toda costa.
Existe poca teoría al respecto y como es una línea que uno poco espera enfrentar, tiene a su favor el elemento sorpresa. Aunque querer sorprender dos veces al mismo contrincante no parece práctico, no se puede decir que sea mala elección si uno piensa que en las líneas “normales” será superado por el contrincante.


En general, los grandes maestros piensan que la clave es un “timing” (oportunidad) en jugar Cd4 con blancas y buscar el cambio del alfil negro en g4, antes de enrocarse corto. Otros piensan que simplemente hay que jugar un h3 y g4 en momento adecuado y aliviar la presión sobre el peón e4 blanco.
Pero esto es solo coyuntural y específico a la línea. Lo que interesa es si este tipo de Gambito pueda tener la solidez de otros gambitos similares como el Benko. Pienso que si, que es una opción viable, a ser usada muy de vez en cuando. Pero que no se haga costumbre.
Hay gambitos o líneas similares que dan muchos puntos en torneos rápidos.

 Por ejemplo: 1.e4 e5 2.Cf3 Cf6 3.Cxe4 d6 4.Cxf7!?. Esta línea la utilicé unas 10 veces en partidas a treinta minutos y obtuve el 100% de los puntos. Incluso el llorado Vitolinsh la utilizó a menudo en torneos serios con éxito promedio.
Cuando la use, lo hice para “forzarme” a complicar mi juego en una etapa en que mi objetivo era quitarle un poco de aridez a un estilo que tendía a ser muy posicional y que deseaba erradicar; pero no lo utilice para ganar puntos, sino como un plan de preparación.

Para objetivos similares, como preparación para “enriquecer” el estilo de juego, yo creo que si es válido hacer uso de estos “gambitos desbalanceadores”.

El uso del repertorio como una forma de ganar experiencia en posiciones complicadas es un recurso muy utilizado por los entrenadores experimentados, pero introducir estos gambitos como “modus vivendi” puede ser muy dañino en los jugadores jóvenes.

He observado muchos jugadores que como “A”  en cada partida, de cada torneo, utilizan líneas especulativas, desechando los caminos probados que siguen los grandes maestros. Esta manera “irregular” de jugar las aperturas tienen un costo excesivo en el futuro. Cuando se dan cuenta de la necesidad de tener un repertorio “formal”, a menudo ya es demasiado tarde para ellos. Requieren como “empezar de nuevo”. Si tienen la suficiente presencia de ánimo y se les estimula bien, puede ser incluso muy favorable para su juego en general, el volver a andar todo el proceso y pueden, finalmente, llegar a desarrollarse más que un jugador tipo “B”. Pero el esfuerzo requerido es tan grande y por lo general lo acometen a edad tan madura, que la dificultad de la tarea los derrota y quedan como en un “nirvana”, perdidos entre las nebulosas de las variantes e ideas en las aperturas. Por lo general, regresan a las andadas y su desarrollo se ve limitado para siempre.

En el estudio de las aperturas, es tan importante el escoger bien el repertorio para cada etapa de desarrollo como elegir los torneos.

Esa era una clave del ajedrez soviético: torneos gradualmente más difíciles, bien elegidos y un repertorio adecuado a cada nivel de desarrollo.

“Hay que saber nadar y guardar la ropa".

A continuación una partida típica modelo en la época romántica del ajedrez con breves comentarios:

1) Paulsen,V - Mieses [C41]
Alemania,  DSB-07 Kongress. 1892
1.e4 e5 2.Cf3 d6 3.d4 Ag4?! [3...f5?! Otro gambito en la Defensa Philidor que usó el GM Jonathan Mestel en sus años mozos.] 4.dxe5 Cd7!

La mejor jugada en la posición dada.5.exd6 Axd6 6.Ae2 De7 7.Cc3 0-0-0 8.0-0 Cc5 9.Cg5 Axh2+ 10.Rxh2 Txd1 11.Axg4+ Td7 12.Cd5 De8 13.Axd7+ Cxd7 14.Af4 f6 15.Cxc7 Dh5+ 16.Ch3 g5 17.g4 Dxg4 18.Ag3 Ce5 19.Cb5 Dd7 20.a4 Ch6 21.Cxg5 Chg4+ 22.Rg1 fxg5 23.f3 Td8 24.Rh1 Ce3 25.Tf2 Dh3+ 26.Ah2 a6 27.Cc3 Cxf3 28.Cd5 Txd5 29.exd5 Cg4 se rinde el blanco. 0-1. 0-1
    Pues bien, al comenzar este tema, no pretendía dedicar atención a alguna variante en particular, sino más bien a ideas generales de como estudiar la apertura. Esa era la idea. Estudiar la apertura, no estudiar aperturas.

    Pero lo cierto es que he recibido muchos emails preguntándome sobre la línea de la Defensa Philidor: 1.e4 e5 2.Cf3 d6 3.d4 Ag4 4.dxe5 Cd7 o 4…Cc6. Muchas rondan sobre un artículo en el New in Chess Yearbook No.48 en que el autor no decidía sobre cual de las dos líneas, 4…Cd7 o 4…Cc6 era más jugable.
A todos los que hicieron tal pregunta les contesté decididamente que 4…Cd7 era preferible. Con una idea expuesta por Stefan Bucker en su libro “El Gambito Englund” puede decirse que 4…Cc6 conduce a un juego claramente superior para el blanco.
Ya que algunos lectores no conocen totalmente los análisis que venían en el archivo adjunto de “Desde el diván del Entrenador No.2”; no considero contestar algunas preguntas sobre variantes que se anotan ahí extensivamente. Otras preguntas me obligan, para ser contestadas cabalmente, hacer un archivo adjunto adicional, el que corresponde a este artículo. De esta manera el estudio de este Gambito estará completo y será más extenso que cualquier otro artículo o monografía relacionada hasta hoy día.

Las variantes críticas van sobre la línea: 1.e4 e5 2.Cf3 d6 3.d4 Ag4 4.dxe5 Cd7 5.exd6 Axd6 6.Ae2. La idea es que con un oportuno Cd4 cambiar el alfil de e2 por el de g4. Este cambio a menudo se realiza en e2 y al tomar con la dama el blanco le da una protección al peón e4. En algunas variantes el negro trata, después de un Cc3 eventual, jugar …Ab4 y la maniobra …De7-c5 con un previo …Axc3 y presionar el peón doblado en c3.

Curiosamente en un famoso libro de finales del siglo XIX, el “Handbuch” de Bilguer, en variantes analizadas por el GM Karl Schlechter, se recomienda para el blanco, tras Ae2, jugar lo más pronto posible Cd4. Cabe anotar que algunos grandes maestros del siglo XXI han jugado 6.h3 y no sin éxito, como se muestra en el archivo adjunto al “Diván 2”.

Bucker es de la opinión, en contradicción a Schlechter, de no jugar 6…De7, sino 6…Cgf6; sin dar importancia a 7.Cd4! que es la recomendación del gran maestro en el libro de Bilguer.
El archivo adjunto a este artículo trata de dilucidar esta discusión, si el negro debe jugar 6…De7 o 6…Cgf6. Para esto me tuve que “soplar” los artículos de Pliester en New in Chess Yearbook, los de Bucker en su libro “Gambito Englund” y otros de este mismo autor en su revista “Kaissibier”. Además, dado que estos artículos datan de 1998 los últimos, hacer una revisión que incluye partidas jugadas en 2005 y un artículo en dos partes, muy amplio, de un sitio web ucraniano de 2004. Fue un ejercicio interesante. Pero al final, creo que Schlechter, cien años antes dejó bastante clara la situación. El contrincante más importante de la vida de Schlechter fue el excampeón mundial Emanuel Lasker, quien hasta antes de salir a la luz el artículo del gran maestro Schlechter jugaba de vez en vez el Gambito Albin-Blackburne (parece que esta denominación debe ser la aceptada, habida cuenta de la contribución a la teoría por ambos notables gambiteros), después de que se publicaron los análisis de Schlechter ya Lasker no volvió a jugarlo. En los tiempos modernos el jugador que lo jugó repetidamente fue el maestro húngaro Horvath,I. Contra Grandes Maestros y Maestros Internacionales logró un buen porcentaje de resultados cercanos al 50% de los puntos, lo que con las negras no está del todo mal. Bucker previene que el Gambito es más complicado para el blanco que lo que parece y merece ser jugado más que sólo ocasionalmente. Tengo que estar de acuerdo con ello. Pero mis afirmaciones de que los jugadores jóvenes no deben basar su repertorio en líneas como esta, las mantengo. Después de hacer los archivos adjuntos de los “divanes” 2 y 3; tuve oportunidad de jugar un torneo suizo a media hora y puedo decirles que de tres partidas en que lo utilice, gané relativamente fácil las tres partidas con las negras. Pero también antes, en el “diván” 2 adelanté que con blancas las dos veces en que he tenido que enfrentar el Gambito también gané. Lo único que queda claro es que si uno juega una variante complicada, inferior o no, si uno la tiene bien conocida, el éxito le favorece a uno. Cuestión de estar familiarizado con las ideas.
El caso curioso, como moraleja, es que la “brecha digital” favorece al jugador que usa las computadoras y tiene acceso a una gran base de datos de partidas. Esto permitió que pudiera yo examinar unas doscientas partidas, muchas de ellas inaccesibles a lectores de habla hispana, ya que la mayoría fueron de artículos en ingles, como el de Pliester, o en alemán como los de Bucker y Schlechter y otros en ruso; y la gran mayoría no aparecen en libros o revistas en español. Ahora que creo que la clave estuvo en que tengo una metodología para compendiar la información y extraer patrones y esquemas a partir de los datos de las partidas, así como de los diversos comentarios. Sin esta metodología, en que uno extrae la información pertinente y pueda discriminar la información que no es valiosa, no sirve que uno tenga bases de datos de tres millones de partidas y elegir de las 200 partidas sobre la variante las tres o cuatro partidas claves que lo guían a uno dentro de las ideas clave de las posiciones a que conduce la apertura puesta a estudio.
Ahora, una metodología tal nace de varias fuentes: experiencia en ese tipo de investigaciones, conocimientos generales de la estrategia, de la manera en que la táctica “aparece” en determinado tipo de posiciones y una habilidad adquirida para resolver “el síndrome del pajar” es decir, como orientarse en una masa de información desordenada, categorizarla, teorizarla y de ahí extraer los patrones que guiarán ante las posiciones halladas nuevas.
Lo fundamental no es el “qué”, sino el “cómo”.
Esto es lo importante en el estudio de la apertura. Tener esos conocimientos para manejar la información. Por eso es tan importante la formación general del ajedrecista para realizar tal “gestión” del conocimiento. Botvinnik por ello daba tanta importancia a la formación universitaria del jugador de ajedrez. Si un jugador tiene talento, pero carece de la formación que le indique como realizar esas investigaciones en que tiene que verse con gran cantidad de datos y no sabe como transformarlos en información ordenada, estará en gran desventaja al competir contra otros jugadores que además de tener talento saben manejar información.
Einstein decía que era más importante la imaginación que el conocimiento, pero también el poder dar “vuelo libre” a la imaginación requiere de conocimiento. Si uno conoce como funciona la imaginación, como se puede “despertar”, como “organizarla”, puede hacerla volar. Pero si uno se basa en que la inspiración divina llegue por si sola; no es dueño del poder de su imaginación y con ello su creatividad se verá limitada a aquellos momentos en que viene uno no sabe como. La idea es que uno puede estimular su creatividad. Si bien no hay técnicas para hacerlo uno creativo, ya que esto depende de innumerables factores que requiere un conocimiento especializado y profundo para comprender el proceso y muchos más para manejarlo; si puede uno, a la medida de su competencia (habilidades y conocimientos), estimular al máximo su capacidad creativa. Entonces la imaginación irá ligada al conocimiento en varias formas.
Es más factible que si un jugador tiene muchos conocimientos pueda tener una imaginación “más despierta” que uno que no los tenga.
El estudiar métodos de razonamiento formalmente, con sus aplicaciones en diversas disciplinas, tendrá como consecuencia, necesariamente, en que tenga mejores métodos de razonamiento específico en ajedrez. Y viceversa. Si uno tiene buenos métodos de razonamiento adquiridos en el ajedrez, puede aplicarlos a todos los campos de la actividad intelectual humana (como si hubiera otra, pero me tomo la libertad del pleonasmo, para hacer clara la idea).

Como Kasparov dice, la vida imita al ajedrez, pero el ajedrez imita a la vida. Un ajedrecista puede ser un mejor pensador que uno que no lo sea, pero un buen pensador puede ser mejor ajedrecista que uno que no lo sea.

Botvinnik gustaba de afirmar que todo estudio ajeno al ajedrez era útil para un ajedrecista. La formación  que brinda la educación superior puede ser invaluable para un ajedrecista, y la formación que brinda el ajedrez es invaluable para un académico o un estudiante universitario.
Si tuvimos la fortuna de cruzarnos con el ajedrez en la vida, no debemos privarnos de la oportunidad que brinda para nuestro ajedrez la educación superior. Esto hará la diferencia, como en todo.
Lo mismo, si nos cruzamos con la computación y vivimos en la era del conocimiento, esto debe repercutir en nuestro nivel de ajedrez. El no actuar en consecuencia es desperdiciar un elemento, un factor clave competitivo.
La gestión del conocimiento, el aprender a aprender, es vital para sobrevivir en la competencia actual de nuestro siglo.
Esto no obsta para que los grandes pensadores de las eras anteriores pudieran percibir la esencia de las cosas, por eso no sorprende que un gran estudioso como Schlechter, con un gran talento y una experiencia privilegiada, pueda hacer prevalecer su opinión durante 100 años.
Pero también debemos reconocer que con un siglo de conocimientos y tecnología estamos en posición ventajosa respecto a Schlechter en muchas cosas. Y no debemos desaprovechar estas condiciones.
La moraleja es que debemos disfrutar nuestra época y sacar el mayor beneficio de ello. El siglo que ha pasado entre él y nosotros en la evolución del conocimiento del razonamiento, de métodos de estudio y de creación de instrumentos para realizarlo, debe ser aprovechado.
No me parece fútil el dedicar tanto tiempo a investigar sobre un Gambito como el Albin-Blackburne, siempre que haya sido como ejercicio académico y que sea como una manera de poner en acción habilidades que de esa manera se mantienen en buena forma. Pero si se hace sólo como una manera de ganar fácilmente algunas partidas, entonces si la cosa está mal.
También lo hice como un deber de dar respuesta a tantos lectores (23) que mostraron interés en el tema. Si ellos se tomaron el trabajo de dirigirse a mi con sus emails, no puedo sino corresponderles con un poco de esfuerzo de mi parte.

Además de que siempre aprovecho estas oportunidades para abordar temas de más importancia desde mi punto de vista.
El como, es más importante que el que, y el servir es más importante que servirse.

Sobre la manera de enfrentarse al gambito, me permitiría referir al lector a los archivos adjuntos  que se desarrollan en Inforchess Magazine donde examino el planteo con cierta profundidad y con material que no es accesible, hasta ahora, en idioma castellano.
Ciudad de México a 25 de marzo de 2005.