14 abr 2015

Revisión Histórica necesaria del Ajedrez Mexicano.




Si uno se pone a revisar archivos sobre la historia del ajedrez en México se puede ver que hace 85 años estaba el nivel del ajedrez mucho más alto que actualmente.
Pero aun recuerdo lo que en 2001 publiqué sobre lo que sería necesario hacer en México con la Federación. Veamos lo escrito hace casi 15 años:
“Cuando se examinan los planes de trabajo que tan bien estructurados se realizan en los países desarrollados de ajedrez, francamente da pena el estado de organización de la enseñanza de ajedrez que se vive en México. ¿Cómo salir de esa miseria?
Creo que la única manera es sistematizando la enseñanza paso a paso, desde la organización de clubes, de asociaciones y de Federaciones. Realmente no es tan difícil ya que abunda el material técnico que se podría adecuar. Pero falta la voluntad política, la decisión de los ajedrecistas. Mientras tanto, los niños y jóvenes con talento verán sus aspiraciones limitadas, por una falta de organización que ni siquiera tienen la posibilidad de notar, ya que la ignorancia no permite ni echar de menos lo que se desconoce.
Desgraciadamente el problema de la gestión del conocimiento no es solo en el campo del ajedrez mexicano, sino prácticamente en todas las disciplinas en nuestro país que adolece de esa falta de sistematización y del aprovechamiento de los instrumentos que nos ha dado la tecnología.
En lo que al ajedrez respecta, y relacionado con los extractos que aquí aporto, me quedan algunas cosas claras respecto a lo que puedo derivar de examinar el material de la Federación Alemana de Ajedrez:
Pudiera parecer una carta a Santa Claus, pero es la opinión honesta de cómo sacar adelante una Federación.
1.    Una Federación debe conformarse primero, para lograr un avance en la técnica general (lo que es necesario para atraer más adeptos y estimular a que los niños y jóvenes sientan una proyección en practicar ajedrez), por un cuerpo técnico bien conformado que sea capaz de sistematizar todo el proceso de enseñanza de ajedrez.
2.    Dicho cuerpo técnico, con seriedad y honestidad política, debe establecer los niveles de enseñanza y encomendar cada nivel a diferentes calidades de entrenadores.
3.    Establecer una currícula general para todo el país.
4.    Establecer niveles de entrenadores y calificarlos, dejando a un lado compadrazgos y amiguismos, realizando cursos de capacitación bajo gente capaz.
5.    Ofertar a los padres de familia sistemas de entrenamiento que sean reales, honestos, y no basados en lo que pueda rendir ganancias a un solo grupo.
6.    Con sistemas de trabajo  que permitan verificar los avances de los alumnos con precisión, con bases objetivas, brindando un producto de calidad que estimule la participación económica de los padres de familia. (Actualmente, los padres de familia no quieren aportar, porque “sospechan” que les dan gato por liebre).
7.    Priorizar el uso de los recursos. (No veo el caso de gastar dinero en enviar niños a Europa a obtener un fogueo que pudieran lograr mejor en México, si hubiera suficientes torneos. No hace falta más dinero, sino usarlo bien. A veces se participa en eventos internacionales para quedar bien con la FIDE, quizás con la esperanza de escalar posiciones personales).
8.    No utilizar a los niños, sino verdaderamente crear un camino para su superación.
9.    Reorganizar el sistema financiero,  basando sus fondos no en las aportaciones gubernamentales, sino en una venta de servicios de calidad. Para ello es necesario cumplir con las funciones básicas que son: Organizar torneos, organizar cursos, ordenar la anárquica labor de las asociaciones y clubs. Con una buena oferta de servicios, se obtendrán fondos provenientes de cuotas reales. Se trata de aglutinar ajedrecistas que hoy no cooperan porque no ven plan, ni rumbo, solo confusión.
10. En lo que respecta a las instancias gubernamentales de los tres niveles, federal, estatal y municipal, solo se obtendrán fondos si se ven proyectos bien realizados y fundados, técnicamente bien presentados, viables y de inversión, no de gasto. (Solo si se ve la intención de no depender de aportes coyunturales gubernamentales, sino de un verdadero plan para lograr la independencia económica, se lograrán los recursos necesarios).
11. Romper los cacicazgos ajedrecísticos, obligando a que las asociaciones tomen con seriedad su organización y así tengan personalidad jurídica y moral real para estimular a que las apoyen sus instancias gubernamentales y civiles.
Todo se limita a calidad de servicio, a desarrollar el factor clave, que es conceptuar la federación como una organización civil de enseñanza con un aporte social que le de categoría.
¿Sería un sueño? Tal vez, ¿Ven otra manera?
Les pongo un escenario alternativo:
Una Federación donde nadie participa, que busca patrocinadores para cada evento, que después de uno ya no quieren apoyar otro, porque sienten que no obtuvieron nada a cambio, ni siquiera la satisfacción de apoyar una manifestación cultural, o social significativa, donde solo observaron desorganización, falta de manos capacitadas, de detalles insatisfechos. De padres de familia que dudan cooperar porque no saben si sus hijos sacan algún provecho, que no quieren dar diez dólares por una clase de ajedrez, pero si pagan una de Tae Kwon Do en veinte dólares, porque si notan una organización detrás; padres de familia que sienten que utilizan a sus hijos, que ven a sus hijos regresar de “torneos mundiales” y ven solo resultados desastrosos, quejándose de que el entrenador no les hizo caso, (si fallaron, fue por culpa de los “acompañantes”, no se interrogan si tenián algo que hacer allá),  padres de familia que ven los años pasar y no saben si su hijo va progresando y estiman que si no se llevan bien con los directivos, perjudicarán el futuro ajedrecístico de su infante (¿cuál?) , de repente, el niño está cansado del ajedrez y no saben que pasó. Confusión y anarquía.  Por otro lado, una buena cantidad de ajedrecistas semiprofesionales, buscando torneos de pueblo en pueblo, a la caza de los patrocinadores que les den “condiciones”, como una habitación gratis aunque sea en un hotel de tres estrellas “pintadas”, dando clases sin ton ni son, sin programas de estudio, a alumnos inconsistentes, que a veces quieren clases, otras jugar partidas rápidas, viendo pasar su vida en la intrascendencia, ya que ni sus alumnos les dan orgullo, ya que no avanzan.  Cursos de arbitraje por doquier, ya que ahí dan la patente de corsario, fabricando árbitros que de vez en vez, y si pertenecen al grupo “adecuado” arbitrarán un torneíto. En suma, ni los niños, ni los padres, ni los jugadores, ni los árbitros, están muy conformes. Los organizadores tampoco, porque apenas se juntan competidores y con trabajos juntan fondos, “tirando” cheques de vez en cuando, incobrables. Un círculo vicioso, muy difícil de convertir en virtuoso, si no se hace un alto y se examina con honestidad que se está haciendo mal.
En ajedrez, siempre se dice que más vale un plan malo, que no tener ninguno.
¿Será?”
Así termina lo escrito en 2001.
La pregunta sería si en el siglo XXI estamos en situación mejor que en el siglo XX.
Un factor de controversia es que en el siglo XX habría que hacer esfuerzos muy grandes para organizar torneos internacionales Round Robin, que solo se lograba si se podía hacer que algún maestro cubano aceptara participar. En el siglo XXI la participación de los maestros cubanos es masiva en México, pero solo se ha aprovechado para torneos abiertos en sistema suizo que dejan menos enseñanza y experiencia real que los formales torneos internacionales round robin, que desde 1932 menos de una veintena se han realizado en nuestro país, mientras que en Cuba, por ejemplo, en ese mismo período se han realizado casi 350 torneos, que han sido vitales para su desarrollo. En cambio en Cuba por cada torneo suizo abierto internacional se realizan actualmente unos veinte torneos round robin con maestros y grandes maestros. Pero aunque hay dos países vecinos, Cuba y Estados Unidos, con mucho mayor nivel de ajedrez que el nuestro, copiamos lo malo de uno y de otro, no sus modelos exitosos. Por lo pronto, lo que se observa inmediatamente es que ambos tienen organizaciones fuertes de ajedrez, independientemente de la gran diferencia económica en su organización civil, ya que en México la aportación gubernamental es mucho mayor que en Estados Unidos y seguramente más que en Cuba, dependiendo de cómo se vea…