5 mar 2014

Sobre cursos de ajedrez y criterios.




Ahora que muchos gobiernos apoyan financieramente a jóvenes promesas estelares, surgen problemas de evaluación de cursos e incluso de ética en la actuación de organizadores y entrenadores.
Es curioso ver que se está generalizando el reconocimiento del ajedrez como apoyo a la educación y como esto provoca que se generen grandes posibilidades de lucrar y aparecen grupos prestos a sacar beneficios a como de lugar en un nicho poco explotado antes por habérsele considerado sin potencial económico.
El control del ajedrez internacional puede ser un negocio millonario, puesto que si las escuelas comienzan a solicitar profesores de ajedrez, las franquicias pueden dejar mucho dinero al que sepa organizar un monopolio al respecto.
Cada vez se acercan al ajedrez personajes mas oscuros que han sabido oler el dinero que puede obtenerse si se logra el control total.
Si hay unos diez millones de personas que deseen adquirir objetos de ajedrez, libros, software, servicios, etc., que si los hay, puede valer el negocio unos mil millones de dólares por lo menos.
En las elecciones de la FIDE se disputan controles que pueden significar una parte significativa de esos mil millones de dólares en forma directa y muchos mas en forma indirecta, en poder político e influencia social que puede valer diez veces más.
Es normal que tanto el actual presidente de FIDE como Kasparov puedan invertir unos tres millones de dólares para ganar las elecciones, pues para ellos y a quienes los apoyen los beneficios económicos pueden ser enormes, además de los fines políticos que tienen. Es fácil obtener socios e incluso hacer negocios convocándolos. Las sinergias ahí son insospechadas.
Al tratar de “ganar” votos entre países con ajedrez poco desarrollado, cuyo voto vale igual que los de países poderosos en ajedrez en número de jugadores y calidad, como Rusia, China o la India, los candidatos ofrecen apoyos y estos serán manejados por los felices poseedores de votos que han ganado esta posesión “haiga sido como haiga sido” , quizás en formas similares ganando votos de sus electores locales al estilo de los “grandes” que se pelean la FIDE.
Estos apoyos de entre 20 y 200 mil dólares parecerán verdaderas fortunas a federaciones que con trabajos reúnen 10 mil dólares al año de sus miembros o unos 6 a 10 mil dólares de apoyo al año de sus gobiernos y tienen entre 1000 y 5000 miembros activos en sus federaciones.
Como lo más asequible para esas federaciones son los triunfos en torneos infantiles y juveniles “sub algo”, ya que en esas categorías se destaca más por talento, que abunda en las federaciones pequeñas, que por preparación técnica, que escasea para ellos, es ahí donde dirigirán el apoyo pues eso luce. Se da mas importancia al brillo de un niño triunfador de menos de diez años de edad y tal vez tres años jugando ajedrez, que puede llegar a ser campeón continental, que un adulto triunfador, cuyos logros costaron 15 años de inversiones.  Por eso apostar a los niños, cuyo triunfo depende más del talento que de la inversión de muchos años como en los adultos.
Pero para ello hay que ganarse a los padres, y ellos no buscan el éxito de un momento, sino el desarrollo de una vida, pero la clave es encontrar la manera de aprovechar su ignorancia y comprar con cuentitas de colores baratas el que presten a sus hijos para extraerlos los triunfos momentáneos.
Entonces sale el turismo deportivo. Cursos aquí y allá, llevarlos a otros países, a que estudien con grandes maestros, no con entrenadores, sino estrellas del deporte… Algo que brille…
¿Qué decir a los padres? ¿Qué pueden tener hijos campeones sub algo, pero que sin una planeación a largo plazo serán adultos frustrados? ¿O que deben aprovechar estas experiencias que pueden ser únicas y a la larga, sea lo que sea serán más provechosas que no tenerlas? O como dicen en Cuba: ¡Si te dan, coge!
He escrito ya dos artículos sobre evaluación de métodos de entrenamiento, pero el tema se ve inacabable. Ya hay quienes dicen que hay que silenciarme y “llegarme al precio”, plata o plomo, para que no revele algunos entretelones de la enseñanza del ajedrez y de las candilejas del ajedrez organizado. No por nada tengo mala reputación. No entiendo de silencios….
Seguiré escribiendo aunque tenga que pedir limosna por internet, que por otro lado ya no es una innovación.