24 may 2013

El Talento, la discriminación, migración y De Groot.




En algunos congresos relacionados con la migración, en los que he participado a través de los años y en diversas posiciones, incluso representando a mi país como funcionario gubernamental y en otras como representante de organizaciones no gubernamentales, he tenido acceso a documentos y estudios sobre el tema de medir el talento. Ya que muchas instituciones gubernamentales de diversos países tienen como su misión “Alentar los flujos migratorios positivos”, por no decir, fomentar el robo de cerebros, como que se les da utilizar todo tipo de exámenes para medir si una persona es preparada o si es talentosa de una manera especial o si es una persona que no tiene talento o preparación y “es un flujo migratorio no recomendable” Así cierran y abren las puertas de “su casa”, con más discrecionalidad que bases reales.
El I.Q. y sus exámenes, en los que tuvo un papel destacado De Groot, quien escribió varios libros de ajedrez relacionados con estas mediciones, lamentó mucho, al final de su vida, el mal uso de estas herramientas.
No hace mucho en los Estados Unidos se divulgó un  estudio sobre el nivel educativo en ese país, en que se aducía que el mal lugar que se tenía respecto a otros países “menos desarrollados” era porque el promedio lo bajaban los estudiantes latinos con poco aprovechamiento y talento.
Habría que ver porque entonces, si los migrantes bajan los promedios “intelectuales”, en el último campeonato de ajedrez de Estados Unidos, la gran mayoría de los clasificados a la final eran migrantes, incluso latinos como es el caso del GM Alejandro Ramírez, ya sin mencionar que en el último Campeonato Nacional Abierto de ese país lo ganó otro latinoamericano, el GM Manuel León Hoyos.
¿Qué es el talento y que tanto es natural, y si hay diferencias entre las razas? Son cuestiones aun polémicas, pero  me llama la atención que académicos sigan tratando de demostrar que “se nace y no que se hace”. Que Salamanca no presta lo que natura no da, ya es algo muy rebasado. Pero veamos la nota:
“Según la investigación de la U. de Michigan, el talento natural es más importante a la hora de lograr un buen desempeño ya sea en música como en ajedrez.
Pueden pasar horas y horas practicando cómo tocar el piano o violín o cómo desarrollar la mejor estrategia para jugar ajedrez. Según un estudio realizado por la U. de Michigan, todo esto es en vano. Lo que realmente pesa es el talento natural.
 La investigación demostró que practicar no es suficiente para explicar por qué las personas tienen diferentes habilidades cuando toman como desafío áreas como la música o avanzar en etapas de un juego, consigna Dailymail.
Según el académico del plantel estadounidense, Zach Hambrick, el talento natural y otros factores son más importantes a la hora que una persona logre el nivel adecuado. “La práctica es realmente importante para avanzar y pulir el talento que se quiere construir pero esto no es suficiente.
Hay personas que no necesitan practicar para lograr la perfección”, explica el psicólogo al medio. La investigación analizó 14 estudios de aficionados por el ajedrez y música, se fijó especialmente en cómo la práctica tiene distintas relaciones en cuanto al desempeño de las personas.”
Bueno, se me ocurrió hacerme de la dichosa investigación, y con ayuda de algunos amigos de la red, de varios países y casi todos con doctorados en áreas de pedagogía y sicología; y la conclusión fue que estaba llena de agujeros, y, para tranquilidad nuestra, fácilmente refutable.
Asimismo aparecieron varios estudios similares realizados en universidades en Praga y Budapest que llegaron a conclusiones totalmente contrarias, aunque ahora, con la definición actualizada de lo que es talento, que incluye la capacidad de trabajar arduamente y enfocado, se puede decir que si, que el talento es decisivo, pero no aquel talento que viene  con la cuna, aunque en cierto modo, todo viene de alguna forma en ella, si no el talento que es aumentado por el entorno, sobre todo el familiar.
Mozart, sin papá Mozart, no sería lo mismo, pero había que especificar que si los genes que le dio fueron importantes, tanto o más lo fue la educación musical que le dio al inicio de su vida.
Eso de que somos “yo y mis circunstancias” sigue siendo válido.
Por eso a veces desespera ver jóvenes con gran talento en que parece que el medio, sus clubes, asociaciones, federaciones, o incluso familiares, parecen confabularse para que no logren hacer realidad los sueños “que prometieron a sus ansias”.