27 oct 2012

El Patrocinador de Capablanca.




Un alumno de España me escribe pidiendo aclare en este medio la identidad del patrocinador de los estudios del joven José Raúl Capablanca y Graupera, futuro campeón mundial de ajedrez, en los Estados Unidos.
Se cita en muchos sitios internet que su nombre era Ramón San Pelayo y un magnate de la sacarocracia cubana y que la idea era de que al regresar como ingeniero titulado en la Universidad de Columbia, trabajase con Don Ramón en su empresa.
Hay que aclarar que el nombre parece estar mal. Teniendo como base el que el citado “San Pelayo” era residente, como la familia Capablanca, de Aguacate, Cuba; es fácil encontrar el verdadero nombre del patrocinador de Capablanca.
Para empezar, esta población de nombre tan mexicano, Aguacate, que es  un vocablo náhuatl de origen, Aguakatl, que es un fruto originario de México y Perú, de la familia de las Lauráceas; y en náhuatl, significa testículos, gónadas; se debió nombrar así tanto por su forma como por sus propiedades nutritivas, sobre todo su riqueza en vitamina “E”. En algunos países se conoce como Palta.
En lo que toca a la población de Aguacate, en Cuba; se encuentra en el kilómetro 73 de la Carretera Central de La Habana a Santiago de Cuba, a la que la une un ramal. Por ferrocarril está a 30 kilómetros de la ciudad de Matanzas y a 62 de La Habana. En 1905, en la época de Capablanca de la que hablamos, tenía una población de 2,557 personas. El ayuntamiento data de 1879 y la iglesia estaba dedicada a Nuestra Señora del Carmen.
Don José María Capablanca, padre de José Raúl, residía con sus hijos ahí, tras licenciarse del ejército español y decidir quedarse en Cuba.
El personaje más notable residente ahí en esa época, era Don Ramón Pelayo de la Torriente, Marqués de Valdecilla, que fue un hábil comerciante. Con catorce años viajó a Cuba y se convierte en un importante industrial con interés por los avances técnicos en la industria, lo que le hace viajar a Estados Unidos. Se casa en Cuba con María Teresa Piedra Pérez-Abreu. A finales del siglo XIX construye su casa alrededor de una finca ganadera que ampliará con otros inmuebles. En 1920 vende sus negocios en Cuba y regresa a vivir a Valdecilla hasta su muerte en 1932.
Entonces, no era “San Pelayo”, sino Pelayo el apellido. Al regreso a España se le consideró un mecenas. Su finca ganadera estaba en Aguacate, y por ahí localice una foto de una visita a esa finca.
Don Ramón reconoce la inteligencia de Capablanca y decide patrocinar sus estudios. A José Raúl no le agrada mucho la decisión de su padre, pero parte a Estados Unidos a estudiar, pero el ajedrez y un par de novias le distraen mucho de su meta académica, y Don Ramón, acostumbrado a las buenas calificaciones con que Capablanca inició sus estudios, al ver decaer el interés del joven en ellos, decide presionarlo y quitarle la beca temporalmente, pero en su orgullo, el futuro campeón mundial ve como sobrevivir por si mismo y empieza sus andanzas por el ajedrez.
En España, es curioso, pero el Marqués rehuyó encontrarse con él en los años 20s del siglo XX, aunque si hay constancia de que supo de la obtención del campeonato mundial por parte de su antiguo protegido y Doña María Teresa le envía un cable de felicitación a una dirección en el Hotel Sevilla Biltmore de La Habana.