23 mar 2012

La Ciencia Infame del Protervo donde la humana perversión empieza.



El enredarse en complicados conocimientos no es práctico, sino hay que seguir un avance gradual. Por eso el diseño curricular, el diseñar como es el camino adecuado para adquirir un perfil, un conjunto de conocimientos y habilidades que se deben tener para poder realizar una tarea, es tan apreciado en la educación.
Si se establece un buen plan de estudios que cuide como se desarrollará un estudiante hasta ser el ejecutante que requiere la sociedad y que pueda satisfacer sus anhelos como persona, se pueden lograr las grandes metas.
Sabemos todos que hay profesores y hay  libros que marcan la vida, muchos estudiantes desean encontrar el “Abelardo” que como mago les abra el camino, y hay  lectores que están ávidos de encontrar un libro mágico,  su “piedra Rosetta”, su “piedra filosofal” que cambie su destino en el ajedrez. Están pendientes de los afamados entrenadores, así como de los libros que son mencionados por los grandes maestros como fundamentales en su desarrollo para buscarlos, adquirirlos y, esperanzadoramente, estudiarlos y ser transformados de un jugador mediocre a un gran jugador.
Piensan que viajar a otros países, como Rusia, pudiera ser el medio de lograr subir a su Everest. Pero si así fuera, en Rusia donde hay miles de niños que reciben la enseñanza adecuada y tienen tanto anhelo por llegar a ser grandes maestros, no llegarían tan pocos a cumplir ese sueño.
Creo que si un sueño es tan firme, es porque hay la manera de alcanzarlo, pero si la receta fuese segura, cualquiera lo alcanzaría.
Por supuesto que la fe en lograrlo es el primer componente del éxito, luego esa mezcla de fe y motivación, de perseverancia en el empeño, de constancia en el propósito, de desear fervientemente y apostar la vida, será lo que determinará el logro.
Entonces el libro, entonces el instructor, el mentor, primero que nada debe ser inspirador, debe ser capaz de mantener la flama e incluso de alimentarla. Hallarlos será una fortuna, pero creo que los encontrará primero en si mismo.
No voy a caer en la insensatez de quienes dicen que uno se hace solo; pues sería como decir que la mejor creación del ser humano, la vida en sociedad y aprendizaje, no sirven. Sabemos que el ser humano se adueño del mundo y se impuso a las demás creaturas del mundo gracias al amor, al querer ayudar a otros, al enseñar a los niños. El ser humano aprende por contacto social, aprende gracias a los otros, que transmiten su conocimiento personalmente, o con libros, o incluso a través de un filme, un programa de televisión, o con el ejemplo.
¡Como he aprendido de Capablanca sin nunca haberlo conocido! ¡Como aprendí de él caminando por La Habana, o por Nueva York, o con los relatos de mi abuela!
Tenemos maestros vivos, pero como los muertos guían en el camino, ¡como nos alumbran!