6 ago 2010

Manuel Marquez Sterling Loret de Mola.




El campeón de ajedrez de México que llegó a ser Presidente de la República de Cuba, y que siendo Embajador de Cuba en México trató de salvar a su amigo del ajedrez, José María Pino Suárez Cámara, exgobernador de Yucatán y Vicepresidente de México, junto con el Presidente Francisco Ygnacio Madero, fue el editor original de la Primera Revista Mexicana de Ajedrez y regaló a Don Egidio Torre, padre del GM Carlos Torre Repetto, un ajedrez cubano en ocasión de la fundación del Club “Andrés Clemente Vazquez” en Mérida, Yucatán , en 1908. Nacido en Perú, pero de padres cubanos, Don Manuel reside varios años en México, en tiempos en que Cuba aún no era independiente, por lo que a la creación de la República de Cuba en 1902, pasa a ser embajador de este país en México y simpatiza con el grupo de masones que en Yucatán apoyaban la lucha contra el Gral. Porfirio Díaz, lo que ocasiona ciertas fricciones con el Presidente de Cuba Tomás Estrada Palma, pero que por la enorme trayectoria política de Don Manuel y su tío Don Adolfo Marquez Sterling, así como de los muchos masones de su gabinete, no se atreve a retirarlo de México. Ya para 1913, tras la traición del chacal Huerta, es avisado a la legación cubana por el secretario del Gral. Del Villar, heroíco defensor de Madero hasta ser herido en la escaramuza en que mueren 850 personas en 20 minutos, entre ellos el Gral. Bernardo Reyes, padre del muy ilustre pensador mexicano Don Alfonso Reyes, de que Madero y Pino Suaréz se encuentran presos por los generales Huerta y Blanquet. Don Manuel sin miedo a ser rodeado por el Batallón de Seguridad Pública fiel al general Manuel Mondragón, excelente técnico militar, pero traidor a Madero, se traslada a la Embajada de los Estados Unidos para que el embajador, decano del cuerpo diplomático, interceda ante los generales Félix Díaz, Victoriano Huerta y Manuel Mondragón, por la vida de sus ilustres amigos mexicanos. Con falsas promesas, primero del embajador y luego del trío de traidores, el ajedrecista cubano alienta ciertas esperanzas y trata en algo de consolar a Doña Sara Pérez de Madero. Logra de que el vapor “Cuba” de la armada cubana arribe a Veracruz en dos días para trasladar a las familias Madero y Pino Suaréz al asilo en La Habana. Desgraciadamente el Gral. Manuel Mondragón ya había dado instrucciones al coronel Cárdenas de que aplicase la ley fuga a Madero y Pino Suárez. Como estaban ellos presos junto con el fiel general Felipe Angeles, los separan de él, aduciendo que parten para Cuba, pero Pino Suárez intuye la verdad y se despide del Gral. Angeles dándole notas para Manuel Marquez y para su esposa (se dice que también para Serapio Rendón).
Sólo hasta agosto de 1920, hace 90 años, le llega la misiva a Don Manuel , enviada por Egidio Torre Repetto, hijo de su amigo fundador del club y hermano del GM Carlos Torre, a la Ciudad de La Habana, como se registra en el archivo personal de Don Manuel y que formó parte de un pequeño museo de las logias masónicas en Cuba entre 1920 y 1953, siendo, incautada la documentación a partir del golpe de Estado de Batista en marzo de 1953. El caso es que Don Manuel, viaja a México en 1929, 5 años antes de su muerte, y recoge el legado político y la documentación que Don José María tenía sobre el posible complot contra Madero, pero que nunca logró convencer a Madero del peligro y aceptó que el general Huerta tomase el control del ejercito federal mexicano que utilizaría este traidor para derrocarlo y finalmente asesinarlo. Para Don Manuel era importante ese archivo pues había pruebas que lo involucraban como colaborador en 1910 de los revolucionarios mexicanos, lo que no era un papel digno para un embajador de un país extranjero, pero si con sus hermanos masones, que en México se reunían para conspirar so pretexto de jugar ajedrez.
Lo curioso es que dicho archivo regresa a México, como gesto del Presidente Batista, por considerarse interesante para la historia de México. Y queda en el Archivo General de la Nación, donde aparentemente era consultable hasta 1975 y varios ajedrecistas que lo vimos, no le dimos la importancia debida. Conforme en 1988 alguien se le ocurrió revisarlo en el aniversario 80 del Club de Yucatán para fotocopiarlo y unir la historia de Egidio Torre Repetto, hermano de Don Carlos, Madero, Pino Suarez y el Presidente de Cuba Manuel Marquez Sterling y los muchos ajedrecistas y masones que entre 1908 y 1910 formaron logias antireleccionistas disfrazadas de clubes de ajedrez, como el “Andres Clemente Vazquez” en Yucatán, el “Verde” en Hermosillo, el “Ruy Lopez” en Orizaba, el “ Celso Golmayo” en Veracruz (donde Salvador Díaz Mirón y el Gral. Miguel Alemán Gonzalez jugaban sus partidas), así como el “George Washington” de Don Belisario Domínguez en Comitán, así como otros que citaban los documentos; resulta que tal archivo desapareció.
Ya para 1990 decían que se lo habían llevado los cubanos a La Habana y los norteamericanos a Alexandria, Virginia; sólo un jugador lo había fotocopiado, al menos en parte, Don Abel Pérez Herrera, allá por 1970, pero ya ni sus familiares en 1988 sabían nada de esas fotocopias. La historia de la carta de Pino Suárez con los datos de donde estaba el archivo, se volvió una leyenda entre algunos historiadores y su viuda contaba sobre ese archivo varias décadas después.
De hecho la muerte en 1934 de Don Manuel, fue muy sospechosa en la época, pues coincidió con los cambios bruscos de la política cubana que culminaron con la dictadura de Fulgencio Batista y Saldivar.
La relación de la historia de la “Decena Trágica” con el ajedrez y en especial con la vida de Carlos Torre Repetto y su hermano Egidio Torre Repetto , culminando con la presidencia de Cuba y la actividad política de masones en México, desde Tamaulipas a Yucatán; y en Cuba; ostensible en la misma bandera de Cuba y sus símbolos patrios, se puede unir al Perú, lugar de nacimiento de Don Manuel, hasta el capitán general de Cuba Hernando de Soto, amigo del ajedrez y defensor de Atahualpa en el Perú, que por una partida de ajedrez con el tesorero Riquelme, según cuenta la leyenda, le costó al Inca la vida, por una partida de ajedrez.
Cosas de la Historia.